En algunas situaciones, es conveniente que otras personas oigan un ruido, como una señal de advertencia al dar marcha atrás con un camión. Pero lo ideal es que solo las personas cercanas al vehículo lo oigan, y no el vecindario circundante.
Brigade Electronics , con sede en Kent, fabrica este tipo de alarmas de marcha atrás. Estas solo las oyen los peatones y demás personas que se encuentran cerca. Funcionan emitiendo sonidos que se disipan a unos 10 metros de distancia.
"Un ruido blanco 'ssh ssh' se escucha con claridad en la zona de peligro, incluso con protección auditiva, auriculares o personas con discapacidad auditiva, pero no despierta a todo el vecindario", afirma Emily Hardy, gerente de marketing de Brigade.
Añade que el altavoz de la empresa emite sonidos multifrecuenciales de corta duración y "suaves", en lugar de frecuencias de banda estrecha "dolorosas" que se transmiten por el aire a distancias mucho mayores.
Sus sistemas se han instalado en todo tipo de vehículos, desde coches de aeropuerto hasta vehículos de reparto de supermercados, excavadoras y algunos coches eléctricos.
Poppy Szkiler es cofundadora y directora ejecutiva de Quiet Mark, un programa de certificación global con sede en el Reino Unido que premia todo, desde productos de consumo hasta especificaciones de construcción, hoteles, tiendas y empresas de transporte, por sus bajos niveles de ruido.

Poppy Szkiler es la tercera generación de su familia que aborda el ruido excesivo.
Ella dice que se está produciendo una "revolución silenciosa" y que la necesidad de reducir el ruido innecesario ha "pasado a ocupar el primer lugar en las listas de prioridades en las agendas de medio ambiente y salud" en los últimos dos años.
Ella explica que esto se debió en parte a los confinamientos por el coronavirus, lo que significó que el ruido en las ciudades se redujo a la mitad. "Y el movimiento de teletrabajo concientizó sobre el impacto del sonido al vivir bajo un mismo techo", afirma.
La Sra. Szkiler fundó Quiet Mark hace una década, pero su familia ha estado luchando contra el exceso de ruido durante tres generaciones.
En 1959, su abuelo, John Connell, fundó la Noise Abatement Society, una organización benéfica que lleva 63 años haciendo campaña contra la contaminación acústica.
Su cabildeo contribuyó a la aprobación de la Ley de Reducción del Ruido de 1960 en el parlamento británico. Esta ley reconoció por primera vez el ruido como una posible molestia o contaminante.

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