Los secadores de manos son dispositivos inherentemente ruidosos y tonales. Es fundamental lograr niveles generales más bajos en los diferentes modos que ofrecen, ya sea mediante la introducción de materiales absorbentes en el diseño, la remodelación de los orificios de aire o la modificación de la orientación del flujo para que los usuarios estén lo más protegidos posible. En cuanto a la tonalidad, existe una relación directa entre la forma de los orificios de aire y el tono que produce el aire impulsado: cuanto más fino sea el orificio, más agudo y concentrado será el tono. Por otro lado, los orificios más anchos permiten escuchar frecuencias más bajas, pero también exponen inconsistencias en los procesos internos del dispositivo. Modificando estos elementos, se puede lograr el equilibrio acústico adecuado. Los secadores de manos de grifo ofrecen una alternativa al secador de manos tradicional y pueden ofrecer una calidad de sonido distintiva. Al impulsar el aire a través de una abertura más eficiente, pueden tener una frecuencia más alta y, por lo tanto, un sonido menos intenso que los secadores de manos tradicionales. Además, el hecho de que normalmente no se fijan directamente a las paredes divisorias significa que también pueden reducir la vibración y la audibilidad en las habitaciones adyacentes.