Desde la concienciación sobre el patrimonio cultural hasta las celebraciones sociales, políticas y religiosas, los espacios cívicos tienen el poder de unir y crear vínculos inquebrantables dentro de las comunidades, pero necesitan entornos sonoros adecuados para facilitar la comunicación eficaz entre grupos grandes. Un edificio religioso requiere cierta cantidad de reflexiones sonoras para proyectar el sonido del altavoz eficazmente a una gran audiencia, pero tiempos de reverberación demasiado largos dificultarán la comprensión del discurso.
Se debe encontrar un equilibrio con superficies que proyecten el sonido en la parte trasera y por encima del altavoz, y acabados más absorbentes en las paredes laterales y la parte trasera del espacio para el público. Por otro lado, las bibliotecas buscan lo contrario, amortiguando el sonido al máximo para crear áreas silenciosas y proporcionando suficiente aislamiento acústico en todo el espacio para favorecer entornos de trabajo y estudio concentrados.
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